Por la dignidad de las mujeres: Trabajo decente, derecho, no privilegio
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, nos recuerda la lucha histórica por la igualdad, la justicia y los derechos laborales de las mujeres. A pesar de los avances, millones de trabajadoras siguen enfrentando precariedad, explotación y vulneración de derechos, especialmente en la economía sumergida.
Mujeres invisibles en el mundo laboral
En sectores como el empleo doméstico, el trabajo agrícola y el cuidado de personas, miles de mujeres trabajan sin contratos, sin seguridad social y con condiciones indignas. Para muchas, especialmente migrantes, las barreras administrativas, el racismo y la xenofobia agravan aún más su vulnerabilidad, llevándolas a aceptar empleos informales y expuestas a riesgos como la trata y la explotación.
A esto se suma el peso invisible de los cuidados del hogar, que sigue recayendo en su inmensa mayoría en las mujeres. En situaciones de vulnerabilidad, esta carga limita aún más las oportunidades laborales, ya que muchas mujeres solo pueden acceder a empleos en horarios reducidos, coincidiendo con el tiempo en que sus hijas e hijos no están en casa. Esta doble jornada—trabajo no remunerado en el hogar y empleo precario fuera de él—perpetúa la desigualdad y la falta de autonomía económica.
Trabajo decente: Un derecho fundamental
El trabajo no es un privilegio, es un derecho humano fundamental. Un trabajo digno es la base para la autonomía, el desarrollo personal y la justicia social. Sin embargo, la brecha salarial, la falta de protección y la desigualdad en oportunidades siguen afectando a millones de mujeres en todo el mundo.
El impacto en la infancia y la adolescencia
La precariedad laboral de las mujeres tiene un impacto directo en la infancia y la adolescencia. Muchas niñas y niños crecen en hogares donde la inestabilidad económica limita su acceso a derechos fundamentales como la educación, la salud y el ocio.
Además, los estereotipos de género perpetúan desigualdades desde edades tempranas. Es fundamental construir referentes positivos que muestren a la infancia y adolescencia que pueden acceder a un futuro con igualdad de oportunidades.
El enfoque interseccional: Proyecto ASI
Desde las Plataformas Sociales Salesianas, trabajamos con una mirada interseccional para entender cómo distintas desigualdades —género, origen, situación migratoria o nivel socioeconómico— afectan a las mujeres en situación de vulnerabilidad.
A través del Proyecto ASI (Acción Social desde la Interseccionalidad), impulsamos metodologías innovadoras que:
- Identifican y visibilizan desigualdades de género y culturales en proyectos sociales.
- Promueven la participación activa de mujeres y niñas en la toma de decisiones.
- Desafían estereotipos de género en la educación y el empleo.
- Brindan formación y herramientas para el empoderamiento y el acceso a derechos.
Este enfoque nos permite no solo denunciar las injusticias, sino también transformar realidades, asegurando que cada mujer y cada niña reciba el acompañamiento adecuado a su contexto y necesidades.
Por un 8M de justicia y dignidad
Alzamos la voz por quienes han sido invisibilizadas en el mundo laboral. Porque ninguna mujer debería tener que elegir entre trabajar y tener derechos.
Trabajo decente, derecho, no privilegio.
Súmate a esta causa y ayuda a construir un mundo donde la dignidad de las mujeres sea una realidad.



