La empleabilidad de las y los jóvenes en situación de vulnerabilidad social es un reto presente en muchas instituciones y entidades sociales que trabajamos con estos colectivos. La Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas y sus entidades miembro no somos una excepción y hemos estado reflexionando sobre como potenciarla en el contexto actual.

La razón de fondo que nos ha llevado a profundizar sobre este hecho está en el convencimiento que, en gran parte, el proceso de construcción de la ciudadanía con estos colectivos pasa por su entrada en el mercado laboral.

En una sociedad con el índice de paro juvenil tan alto como el actual y en un mercado laboral que no se encamina precisamente pleno empleo sino a situaciones laborales precarias (jornadas parciales, salarios bajos, etc.);  no podemos poner todas las bazas de este proceso de construcción personal y social únicamente en el hecho de tener un trabajo. También hemos de incidir en otros aspectos generadores de ciudadanía (la utilidad social, el voluntariado, los valores sociales, la importancia de la persona por encima de sus circunstancias laborales, etc.)

Pero no por eso hemos de olvidarnos de lo importante que es para la persona trabajar, formar parte de una estructura normalizada, disponer de recursos económicos propios, ser reconocido socialmente e identificarse como cualquier otra persona con capacidades y potencialidades para poder trabajar; independientemente de los orígenes familiares, las situaciones personales de vulnerabilidad o la propia mochila de “fracasado” que les ha endosado el sistema educativo ante las dificultades personales para afrontar la escolarización de forma exitosa.

Con esta intencionalidad de fondo, una vez formados las y los jóvenes, nuestras entidades se esfuerzan en facilitarles la relación con el mundo laboral, en empresas solventes y con una alta responsabilidad social empresarial, que estén dispuestas a apostar por estos chicos y chicas con dificultades sociales, pero con grandes cualidades y potencialidades. Y también cuando no hay un tejido empresarial suficiente, nos movilizamos para crear las nuevas iniciativas empresariales que lo permitan (Fundació Jovent, Emprega Multiservi, Insieme S.L. o Occhiena entre otras).

Este tema es para nosotros tan importante que ha sido merecedor de unas jornadas de trabajo internas. En ellas, hemos compartido algunas experiencias en el ámbito de la empleabilidad y generación de ocupación que han puesto en marcha las entidades de la CEPSS. También se  han compartido buenas prácticas de entidades y empresas con las que nos relacionamos. El encuentro tuvo lugar en Madrid, los días 16 y 17 de marzo de 2016 en el marco de las Jornadas Caminando por la Empleabilidad, del que elaboramos un cuaderno que podéis consultar en nuestra página web.

Pero no teníamos suficiente con esto, creemos que el tema es lo suficientemente importante para las personas que están sufriendo esta precariedad laboral, que es necesario que la sociedad sea un poco consciente de que está en sus manos en todos dar pasos para fomentar esta empleabilidad. Ésta es la razón de ser de este artículo: recoger algunas orientaciones y estrategias a tener en cuenta desde las entidades sociales que esperemos sirvan un poco más para sensibilizarnos y ser conscientes de que todos podemos colaborar en ello.

 

Estrategia 1: Promover el Coaching laboral y acompañamiento hacia el empleo

La primera acción que hay que promover en la generación de ocupabilidad es el empoderamiento de la persona, ayudarla a tener presente sus potencialidades, a formarla, a ser consciente de sus limitaciones pero para superarlas, en este sentido las entidades de la CEPSS creemos y en eso insistimos en nuestros centros, que metodológicamente son imprescindibles los siguientes elementos:

  • Garantizar la presencia cercana del educador/a que acompaña a el o la joven en este momento.
  • Tener presente que la situación de la persona respecto al tema laboral es fruto de factores diversos que requieren de una respuesta integral, que en ocasiones va más allá de los elementos que tradicionalmente se abordan desde la orientación laboral.
  • Educar sobre las motivaciones que guían las opciones de la persona y su capacidad crítica.
  • Entender la mejora de la empleabilidad desde un enfoque de desarrollo de competencias, mejorando el nivel de aptitudes y competencias (transversales y técnicas)
  • Despertar y generar la autorreflexión en los participantes. Posibilitar la toma de conciencia de su situación, de su proyecto personal y profesional. Se trata de empoderar a los participantes cuando experimentan “que pueden”.

 

Estrategia 2 – Crear primeras experiencias laborales a través del emprendimiento social

El mercado laboral está muy lejos de nuestros/as destinatarios/as. Se constata una dificultad por parte de las empresas de contratar a personas en riesgo de exclusión social, incluso después de realizar procesos de mejora de la ocupabilidad (acompañamiento, orientación y formación). Es por ello que hemos de romper con esta dificultad que nace principalmente de dos elementos, el desconocimiento de las capacidades y potencialidades del joven por parte de la empresa y el hecho de que no tienen una primera experiencia laboral que les sirva de aval, de currículum que les abra las puertas. Sobre el primer punto profundizaremos en la estrategia 3, pero sobre el segundo es donde vamos a incidir en este punto, la creación de primeras experiencias laborales cuyo objetivo final sea la incorporación al mundo laboral, reduciendo la distancia en términos de oportunidad respecto al resto de la población activa.

Ante este tema el primer dilema ¿qué tipo de ocupación queremos conseguir? Ya que no es lo mismo plantear primeras experiencias laborales que crear puestos de trabajo estable. En esta clave se mueve no sólo la garantía de éxito de los jóvenes como también en gran parte la viabilidad económica las propuestas que se pongan en marcha, pues la segunda opción implica la necesidad de una actividad económica constante. En este modelo de emprendimiento social destacamos los siguientes elementos metodológicos imprescindibles:

  • Continuar con el modelo de intervención integral iniciado en procesos anteriores aunque suponga un sobreesfuerzo a la empresa social creada. No olvidemos que lo importante son las personas y su proceso por lo que necesitaremos continuar contando con agentes educativos que acompañen el proceso personal, también en esta fase.
  • No perder nunca la perspectiva que las empresas creadas son medios en los procesos de inserción. La realidad laboral del joven no termina aquí, justo acaba de empezar. Somos proyectos de paso.
  • Acudir a la Responsabilidad Social Corporativa de nuestros clientes, el producto que recibirán será de calidad, pero en ocasiones los tiempos y plazos en algunas actividades serán más altos que en una empresa ordinaria, por eso hay que acudir a la sensibilidad de nuestros clientes por dar una oportunidad a estos colectivos.
  • Es útil generar códigos de buenas prácticas en ese sentido tanto con clientes privados, como públicos (promoviendo las clausulas sociales en la contratación pública) e incluso con las instituciones religiosas, sociales y educativas que pueden ser grandes clientes de los servicios que se ofrecen.
  • Garantizar la profesionalidad del trabajo hecho, acompañando a nuestros jóvenes siempre con educadores y educadores, que además sean buenos profesionales de los servicios demandados.
  • Fomentar buenas prácticas y alianzas, facilitando el encuentro entre diferentes actores del territorio donde está nuestra empresa, promoviendo su conocimiento, su implicación, para que se sientan parte de la misma.

 

Estrategia 3 – Pasar de la intermediación laboral a generar alianzas y caminos conjuntos con el tejido empresarial

Transitar el camino de la empleabilidad junto a los/as jóvenes más vulnerables, está exigiéndonos a las entidades sociales acercarnos cada vez mejor a las empresas de los diferentes territorios en los que nos encontramos.

Durante estos últimos años, la mayoría de las entidades sociales y las empresas – poniendo en el centro los intereses de estos jóvenes- estamos aprendiendo a trazar conjuntamente los caminos hacia la integración sociolaboral. Y, lejos de antojarse difícil, como muchos prejuicios iniciales podrían indicar, la incorporación de la empresa en los itinerarios de los jóvenes está siendo entusiasmante. Es necesario, todo lo más, una pequeña adaptación de la persona; y para mantener el equilibrio y estabilidad en el trabajo una buena coordinación y comunicación.

Es muy importante también contemplar las demandas de las empresas en paralelo a las necesidades de los chicos y chicas más vulnerables, de esta manera se está asegurando que el camino hacia el empleo sea algo más sencillo, aunque no por ello fácil. Conocernos, entendernos, comprometernos juntos en el cambio de la vida de los muchachos y muchachas más vulnerables, está facilitando el acceso al empleo de muchos, repercutiendo además en la esfera comunitaria y en la transformación social desde los entornos más cercanos.

Destacamos los siguientes elementos metodológicos imprescindibles:

  • Compartir los modelos de trabajo de desarrollo de competencias, con la visión de crear y fomentar espacios de comunicación y relación dinámica entre los tres principales actores implicados en los procesos de inserción: buscadores de empleo, centros de formación y empresas.
  • Diseñar las acciones formativas que sirvan de mejora de la empleabilidad de los jóvenes junto con la empresa, ajustándonos cuanto más mejor a sus necesidades. Les hacemos participes de todo el proceso de formación con los/las beneficiarios/as con el objetivo de que los conozcan previamente y ellos mismos, bajo una primera impresión, seleccionen candidatos para futuras incorporaciones a la empresa. Después de seleccionarlos, formarlos y enseñarlos a trabajar en su empresa durante las prácticas, cuando tienen necesidades de personal, siempre cuentan con ellos.
  • Asesorar al empleador y resolución de trámites administrativos en cuanto a: procesos de preselección y/o selección de candidatos/as, información de bonificaciones a la contratación, incentivos, etc. y acerca de legislación laboral, de extranjería y de asilo.
  • Crear relaciones de confianza y transparencia. Al final se trata de compartir un proyecto, que no es otra cosa que igualarnos como socios. Las entidades sociales tenemos un producto “muy vendible”, somos una garantía de calidad y de eficacia. Lo que pasa es que veces “no nos lo creemos”. Las claves del éxito en la colaboración las tenemos ya incorporadas: compromiso, confianza, calidad, jóvenes acompañados/as y competencia en la intervención social.
  • Estar atentos a las condiciones laborales de nuestro chicos/as, asegurando que sean de trabajo digno. En ese sentido, surgen ideas como realizar un certificado o reconocimiento a las empresas que ofrezcan prácticas y/o trabajo a nuestros chicos/as y cumplan una serie de parámetros vinculados la idea de trabajo decente.

 

Esperemos que este pequeño artículo sea un incentivo para que algunas personas y entidades se planteen un cambio de actitud en la generación de ocupación de los colectivos vulnerables, tal y como nuestra experiencia nos demuestra no estamos hablando de teorías sino de realidades con años de funcionamiento y buenos resultados. Les animamos a ponerse en marcha.